Y es que ir en coche de vacaciones es un lujo para los amantes de los pequeños detalles y de los grandes momentos. Porque eso de parar a tomar un café en un área de servicio remota, y que la señora que lo regenta se vuelva tu abuela haciéndote comer como si no hubiera un mañana no pasa si vas en bus. O de camino al destino decimos adiós al GPS, y decidimos, consciente o inconscientemente; perdernos, y así descubrir los lugares más remotos que no aparecen en las guías. Y obviamente eso si viajas en tren no ocurre, si tienes billete de Coruña a Burgos, como mucho puedes parar en un lugar distinto, pero eso de: ¡vamos ya!, Olvídate… Los aquí te pillo aquí te mato desaparecen de tu viaje hiper organizado.

Por eso cada vez son más los que nos apuntamos a hacer rutas en coche, pero ¡ojo! Siempre con precaución al volante, que lo bonito del viaje no es sólo el destino al que pretendemos llegar, sino que la aventura comienza cuando pones un pie fuera de casa.

Por todas estas cosas y por muchas más desde mi más humilde y sincera opinión el coche es la elección número uno porque una ruta en coche no deja espacio al aburrimiento ni si quiera al sueño del más somnoliento.